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Probablemente, la cuestión que se ha discutido más desde la ciencia y la filosofía es el origen del universo.
Durante mucho tiempo la gente ha pensado como algo lógico que el universo ha existido siempre, pero la ciencia es precisamente lo que nos lleva a decir “eso no es posible, no puede haber existido siempre”.
La pregunta más obvia que nos podemos hacer es; “¿por qué brilla el Sol?”. Los antiguos contestaban; “obvio, porque está hecho de una cosa brillante”.
Eso no es decir nada, es decir, brilla porque brilla. Entonces, ¿qué dice un científico? Que el Sol brilla porque produce energía, ¿y dónde le viene esa energía y como la produce? Tiene que ser de algún combustible, pero el Sol tiene una cantidad limitada de ese combustible. Por lo tanto, tiene que terminar gastándolo y apagándose. Y esto que digo del Sol hay que decirlo de todas las estrellas; un día se apagaran, el frío y la oscuridad reinaran. No existirá vida. En consecuencia, el que hoy vemos estrellas quiere decir que no son eternas. Y como todo el universo ha tenido que gastar combustible, si el universo hubiese existido siempre ya no brillarían estrellas.
De modo que la ciencia se ve obligada, por su propio raciocinio, a decir “el universo no puede ser eterno”. Y si no es eterno, ¿entonces qué edad tiene? ¿Y cómo comenzó? ¿Y cómo llego a ser lo que es hoy? Todas esas preguntas es lo que la ciencia del siglo XX ha logrado responder de una manera científica. Y la manera científica es “el estudio de lo que hace la materia que se puede comprobar con un experimento”.
El origen del universo es un tema complicado. En la década de 1920 la ciencia concluyo que el universo está en expansión. Si ahora está en expansión, eso quiere decir que en algún momento el universo era muy pequeño, y si continuamos, llegamos a un punto en el que el universo entero ocupaba menos espacio que una manzana, y antes, que un átomo. Los cálculos de la física nos dicen que era enormemente denso y caliente, y en un alumbramiento el universo se manifestó en todas las dimensiones, y todo el universo se expande como resultado de aquella explosión.
El origen del universo
¿Qué hubo antes del universo? La respuesta científica es “no hubo antes”, porque si no hay materia tampoco hay tiempo. Entonces, viene la pregunta, ¿en dónde sucedió el big bang si previamente no existía el espacio-tiempo? En ninguna parte y en todas partes. El único espacio que existía era ese bloque primordial.
Esta es la teoría que se propuso por un sacerdote Belga. El sacerdote Georges Lemaître resolvió las ecuaciones de Einstein y llego a la conclusión que el universo tenía que haber empezado con una enorme explosión.
¿Cómo sabemos que hubo un incendio en un determinado lugar? Lo sabré si encuentro los materiales quemados que se producen por el fuego, es decir, las cenizas. Entonces se hace la misma pregunta, ¿podemos encontrar las cenizas de esa gran explosión? En 1948 sé cálculo como debería encontrarse esa prueba y qué cenizas deberían existir como resultado de esa explosión. Y se han encontrado las cenizas; helio, deuterio, hidrogeno; exactamente como se había calculado, y se ha encontrado la radiación que llena el universo, exactamente como se había calculado.
La gente piensa; es una teoría, ya vendrá otra y la remplazará. No, ya no hay vuelta de hoja. Los elementos químicos que se produjeron en la explosión inicial son las cenizas del big bang. La luz que se produjo por esa explosión se conoce como “radiación de fondo de microondas”. De modo que la teoría del big bang no es una opinión o una idea, es un literato científico. Todas las pruebas que necesitábamos, las tenemos. El universo comenzó con una explosión a una temperatura increíblemente elevada, y este evento tuvo lugar hace 13 mil 700 millones de años.
Una vez que hemos reunido todos los datos científicos, ¿qué hacemos? Hay personas que dicen que con “ciencia” pueden probar “la inexistencia de Dios”. Regresemos a la primera respuesta de “no hubo antes”; porque ciencia es el estudio de la actividad de la materia, estos son los límites de cualquier científico. Si quieres ir más allá, entras en los dominios de la filosofía; lo que no existe no puede darse la existencia a sí mismo.
En una explosión el único resultado son cenizas, ¿entonces cómo ha llegado a ser el universo lo que es ahora?
La ciencia describe a la materia por lo que hace. No sé qué es una cosa, sino viendo que hace. Y este es el trabajo que desempeña la ciencia y nos dice que la materia tiene cuatro maneras de actividad; estas son las 4 leyes del universo.
La ley primera es la fuerza gravitatoria. Es una fuerza que lleva a que las masas se atraigan, y, por lo tanto, si solo existiese la fuerza gravitatoria; los planetas, estrellas, galaxias, y seres humanos, terminarían contrayéndose en un único bloque.
La segunda ley es la fuerza electromagnética. Puede producir atracciones o repulsiones, y es mucho más intensa que la fuerza gravitatoria. Yo no siento la fuerza gravitatoria cuando paso cerca de un edificio. Siento que me atrae la Tierra porque es una masa enorme. No podemos sentir la atracción de la gravedad si no es en cuerpos de dimensiones astronómicas. La fuerza electromagnética es 10 mil trillones de trillones de veces más potente que la gravitatoria, y la que hace que la materia me parezca dura, que mis manos chocan entre sí y no pueden compenetrarse, que yo estoy sobre el suelo y no me hundo; porque hay unas atracciones que mantienen a las manos y a las rocas en un estado constante, y otras repulsiones que impiden que dos cosas se compenetren. La fuerza electromagnética es lo que da lugar a la química y todas las reacciones químicas que pueden ser necesarias luego para la vida.
Las últimas dos leyes son la nuclear fuerte y nuclear débil. Estas dos leyes, junto con la electromagnética, producen los átomos. Los átomos son pequeños grupos de partículas que se unen por fuerzas electromagnéticas o por fuerzas nucleares, y se puede comenzar con el átomo más sencillo, que solo tiene una partícula en el núcleo, es hidrógeno; o puede haber un átomo que tiene 2 partículas con carga eléctrica y es el helio; o puede tener 6 y es el carbono, puede tener 8 y es el oxígeno, etc. Y todas estas cuatro fuerzas llevan a la formación de estructuras.
Las cuatro fuerzas del universo conducen a la formación de estructuras.
Después de la gran explosión, la fuerza gravitatoria fue frenando la expansión y en unos lugares produjo contracciones. Cuando se forma una masa suficientemente grande que la fuerza de la gravedad comprime, una masa de gas que es casi todo hidrógeno y helio al principio, tenemos entonces el comienzo de una estrella; un globo de gas que por su propia gravitación se contrae y se calienta al contraerse hasta que alcanza una temperatura de millones de grados en el centro. Y con millones de grados de temperatura se producen reacciones nucleares.
El sol es un reactor nuclear que a una temperatura de unos 15 millones de grados está transformando hidrogeno en helio, gracias a la interacción de las cuatro fuerzas fundamentales, y en ese proceso se produce la luz y el calor que recibimos del sol. Lo mismo ocurre con las demás estrellas.
Hubo una época de formación de la primera generación de estrellas, muchas de ellas mayores que el sol. Esas estrellas gastaron su combustible rápidamente, y nació otra generación en donde ya había una mezcla de los elementos que se sintetizan en la primera generación. Muchos miles de millones de estrellas pueden luego, por la fuerza gravitatoria, aglomerarse para formar una galaxia. Y galaxias pequeñas se unen para formar galaxias mayores. Todo esto mientras el universo se expande. Y así tenemos un universo hoy en el que hay al alcance de nuestros telescopios 100 mil millones de galaxias. Una galaxia es una “ciudad cósmica” con millones de estrellas como el sol.
Grupos de galaxias se unen para formar cúmulos de galaxias. De manera que el universo hoy parece estructurado en enormes grupos galaxias que forman una red cósmica. Al formarse una estrella de lo que sobra a su alrededor, se forman planetas, y de esta manera podemos decir que hace casi 5 mil millones de años se formó el sistema solar.
De este modo tenemos una idea de como apareció la Tierra hace casi 4,500 millones de años como resultado de la formación del sistema solar.
Primera base para la vida
La estructura del universo usa las fuerzas fundamentales para dar lugar a su jerarquía de estructuras astronómicas. Nuestro planeta es el resultado de todo este proceso que ha durado miles de millones de años, gracias a las cuatro leyes universales.
Una vez que la Tierra es el único planeta habitable conocido, ¿en qué nos basamos para decir eso? La vida implica actividad. Si el ser vivo es material, y tiene actividad, necesariamente gasta energía, ¿de dónde ha de extraerla? Del entorno. Por lo tanto, podemos decir que un ser viviente tiene que ser una estructura material, capas de actividad, extraer energía del entorno, utilizarla para su desarrollo, y tiene que ser capaz de poder reproducirse.
Un físico le dirá al que pregunte “¿qué tipos de materia hay?”, primero que hay 92 elementos en el sistema periódico, y no hay más ni puede haberlos como elementos estables. Empezamos con un elemento que tiene una única partícula en el núcleo, que es el hidrógeno, y terminamos con el uranio, que tiene 92 partículas con carga positiva, pero un total de 235 partículas en el núcleo. Y como no puede haber medias cargas, entonces no puede haber más elementos que los que se obtienen teniendo 1 carga, o 2, o 3, o 4, o 5, o 92.
Sabemos las propiedades de esos elementos, y sabemos, por ejemplo, que el helio no reacciona con nada; entonces no vale para la vida. Sabemos que hay otros elementos como el oro, el platino, que apenas reaccionan con nada; tampoco sirven mucho para la vida.
Todos estos elementos se pueden encontrar en 3 estados; sólido, líquido, o gas. Qué será un ser vivo, ¿un sólido? Un sólido es un cristal, no tiene flexibilidad y tampoco puede interactuar con el entorno sin destruirse. La vida no puede basarse en el estado sólido. ¿Un gas? El gas perfecto es el que no tiene estructura alguna. ¿Cómo puede ser viviente una “estructura viviente” si no tiene estructura? Solo puede darse una estructura viviente basada en el estado líquido; una célula, por ejemplo, es una gotita de líquido. Esta es la primera base para la vida.
Una célula es una gotita de líquido con una membrana semipermeable a través de la cual puede interaccionar con el entorno. Esta es la primera base de la vida. La segunda base es el líquido, y debe ser un líquido abundante en el universo.
Ahora viene la pregunta sería: ¿cómo se explica que la vida se reproduce? Usted piense en la maravilla que estamos acostumbrados a aceptar sin darle importancia; un huevo de gallina.
¿Qué es un huevo de gallina? Unos 80 gramos de una gelatina donde no hay apenas estructura alguna. Ponen ustedes el huevo a la temperatura adecuada y un puntito que hay en la yema empieza a tener una actividad extraordinaria, y en pocos días aparecen hilos, tubos, y se forma el comienzo de un sistema circulatorio y de un sistema nervioso. Pasan unos días más y empieza a latir un corazón. Pasan unos días más y se forma un aparato digestivo, y un comienzo de un esqueleto, y el esbozo de unos ojos, y apenas en 3 semanas el pollito se construye a sí mismo; desde una célula hasta miles de millones de células. Y se construye a sí mismo sin ayuda externa y sin dejar escombros, y en 3 semanas el pollito, con ojos capaces de ver, rompe el cascarón y empieza a correr, y a alimentarse.
Si esto te lo contaran de una semilla de universidad, que se pusiera en el suelo y que se construyera la universidad ella sola; diríamos que es un cuento de ciencia ficción. Bien, el pollito es infinitamente más complicado que una universidad. Y en el caso de un ser humano, una célula se desarrolla hasta dar lugar al cuerpo adulto con 100 billones de células.
¿Cómo se puede hacer esto? Solamente con una codificación genética que exige moléculas de miles de millones de átomos, que solo pueden basarse en la química del carbono. Y así, para el físico y el biólogo, la vida solo puede basarse en la química del carbono y en el agua en estado líquido, porque es el único ambiente en que se puede desarrollar la química del carbono adecuadamente. Aquí tienes el punto de vista científico de lo que hace falta para que pueda haber vida.
Si la vida comenzó hace unos 3.500 millones de años, aunque no sabemos ni donde, ni cuando, ni cómo, por lo menos podemos encontrar restos en rocas que tienen una cantidad de material con un contenido abundante de carbono, lo cual son restos de seres vivientes; microbios.
¿Cómo? Toda la vida en la Tierra, durante los primeros mil millones de años de vida, fue solamente microbios. De modo que si uno llegase de otro planeta a mirar a la Tierra con un telescopio muy potente, no vería vida. Y esos microbios eran de un tipo que no soportaba el oxígeno. Para ellos el oxígeno era un veneno; son los que llamamos seres “anaeróbicos” es decir, que no toleran el aire. ¿Entonces como vivían? Solamente podían vivir de algunos materiales que se pueden producir en la atmosfera, talvez por la acción de la luz del sol, por la acción del rayo, y todo eso iba cayendo a un océano donde proliferaban estos microbios. Todo esto duro talvez mil millones de años, y la vida parecía que no daba más de sí.
Pero una vez que hay una célula viviente, cuando se reproduce puede tener cambios en la reproducción, y esto da lugar a una variedad cada vez mayor de seres vivientes; evolución. Esta evolución puede deberse a factores ambientales, rayos cósmicos, temperatura, agentes químicos. A lo largo de mil millones de años, esta evolución va dando diversas formas de microbios. Y llego el momento en el que un microbio tuvo una variante que le permitía utilizar la luz del sol para combinar agua y anhídrico carbónico. Había mucho anhídrico carbónico en la atmosfera y disuelto en el agua del mar, y los microbios que vivían en esa superficie del agua recibían la luz del sol, y con la energía del sol podían unir agua y anhídrico carbónico, y así se producen, por ejemplo; azúcares, almidón, celulosa, y en ese proceso se desprende oxígeno.
Esto ocurrió durante otros mil millones de años. Y hubo cantidades enormes de estos microbios, que eran como algas unicelulares que estaban produciendo oxígeno. Y el oxígeno iba aumentando en la atmosfera. Se acumuló una cantidad muy importante oxígeno.
Hace unos 2 mil millones de años había tanto oxígeno en la atmosfera como ahora. Pasaron otros cuantos cientos de millones de años, y hubo una mutación que permitió a algún microbio anaeróbico utilizar el oxígeno como una fuente de energía. En lugar de ser un veneno, se convirtió en un alimento. Y cuando el oxígeno produce reacciones que dan energía, dan mucha más energía que las reacciones sin oxígeno. Entonces la vida proliferó, ahora ya se puede encontrar grupos de células que se unen para dar lugar a algo de mayor tamaño.
Hace un poco más de 600 millones de años, si alguien estuviese observando el agua en el litoral del océano, podría encontrar algún animalito visible a simple vista. Eran criaturas comparables a un gusano marino, poco más; no tenían esqueleto y las funciones eran muy elementales. Pero esto ya da lugar a criaturas como las medusas, los pólipos marinos, que todavía existen hoy; apenas tienen órganos, no tienen ojos, cerebro, esqueleto, pero sobreviven. Mucha gente piensa que la evolución consiste en que las formas más antiguas, que son formas primitivas, van desapareciendo y quedan las que ya son más modernas; no es verdad. La mayor parte de la vida en la Tierra son microbios, con diferencia. De modo que, los microbios, por muy primitivos que sean, sobreviven perfectamente.
Hace unos 600 millones de años hubo una explosión de formas de vida; “la explosión del cámbrico”, en que aparecieron en muy poco tiempo en la escala de tiempo que estamos hablando; en 5 millones de años aparecieron casi todas las formas de vida básicas que hay hoy. Y aparecen entonces los primeros seres con un esqueleto externo, por ejemplo una almeja; y otros en tierra, por ejemplo, un escarabajo; y otros más complejos, como un cangrejo, pero todavía con esqueletos externos. Y se encuentran en todos los museos una gran cantidad de fósiles en forma de caracoles grandes que se llaman “amonites” y otros que son como de tres cuerpos paralelos y les llaman “trilobites”, y aparecieron los primeros seres de esqueleto interno; los peses.
Una vez que empezó a proliferar la vida en la Tierra, los animales que más se desarrollaron fueron los que tenían un esqueleto interno con una columna vertebral que sirve para proteger un sistema nervioso, que va desde el centro de control que es el cerebro, a todos los órganos; y sirve también como anclaje para elatas para la propulsión. Y finalmente tenemos una gran variedad de peces, y algunos de ellos se acostumbraron a pasar parte de las fechas de las mareas fuera del agua, empezando a moverse en la tierra húmeda con sus aletas. Aquí se produjo una mutación y aparecieron los anfibios, que tienen patas, que pueden estar dentro del agua o fuera. Comienzan siendo totalmente acuáticos, y luego termina viviendo más en tierra. Y algunos de estos se acostumbran a vivir en tierra y evolucionan como los reptiles, las lagartijas y las salamandras.
Todas estas formas de vida en los últimos 600 millones de años van poblando tanto los mares como los continentes secos. Así, podemos hablar de como evoluciona la vida por una variación constante del material genético, desde los primeros seres vivientes que eran una única célula, hasta tener ya los grandes reptiles que fueron los emperadores de la Tierra durante 150 millones de años, pero que desaparecieron hace 65 millones. Si no hubiesen desaparecido estos reptiles gigantes, no estaríamos nosotros aquí.
Al hablar de la evolución de la vida, hay dos cosas que para mucha gente pueden parecer como un misterio, y lo son, pero un misterio que presenta dificultades de orden filosófico.
La primera pregunta que puede dar esta impresión es, ¿cómo ocurre la evolución? ¿Ocurre por azar? ¿O hay algún tipo de plan para que la vida vaya evolucionando?
Segunda pregunta, si toda esta evolución nos ha dado tantas formas distintas de vida, ¿basta también la evolución para explicar que exista el ser humano?
No tengo el espacio suficiente para responder estas preguntas, en los próximos días quiero abordar estas preguntas, dejar claro en donde termina la ciencia y en donde comienza la filosofía y que dice sobre estas preguntas.
¿Ocurre por azar la evolución?
Volvamos a recordar cómo un pollito se construye a sí mismo; un científico dirá que hay una programación a nivel microscópico, tan microscópico que, en el núcleo de una célula, y la célula solo se ve al microscopio, hay una molécula que tiene 10 mil millones de átomos y cada grupito de átomos es una instrucción; de alguna manera allí está marcado todo el desarrollo de ese organismo. Pero está marcado de una forma tan misteriosa que, si de una célula paso a un billón de células, todas ellas tienen exactamente la misma programación. Todas. Y, sin embargo, una llega el momento que se convierte en una célula del corazón, y otra en una célula del sistema nervioso, y otra en una célula de un músculo, y otra en una célula del sistema digestivo, y otra en una célula capaz de ver; así es, lo que llamas “mis ojos” son comunidades de células capases de ver.
¿Cómo saben cuándo tienen que hacerlo y cómo decide cada célula lo que le toca hacer? Estamos hablando de algo que es un verdadero misterio, porque lo importante en la vida no son sus componentes, sino como están estructurados.
¿Por qué se puede decir que aquí hace falta información? Porque si no, no ocurre nada que tenga sentido. Pensemos en una computadora, acaba de salir de la fábrica; tiene todos los miles de millones de transistores en montones de circuitos impresos. ¿Qué puede hacer? Nada, alguien tiene que escribir un programa, y alguien tiene que poner deliberadamente ese programa utilizando un código diseñado por alguien, y entonces ese programa obliga a las corrientes eléctricas a hacer algo de lo cual la computadora no sabe ni entiende, pero que tiene sentido para el que conoce el significado del programa y de los símbolos.
¿Quién hace el programa para un ser viviente y quién pone el programa en cada una de esas células para que se construya el organismo como debe construirse? Decir que esto sucede por azar es el equivalente a decir que juntando un montón de chatarra se construye un avión, un carro, una computadora o la estación espacial internacional.
La evolución y el azar
¿Puede usted medir azar con un experimento de laboratorio? No. ¿Me puede dar un kilo de azar? El azar no es más que una palabra para disimular ignorancia.
La evolución exige algo más que hablar en términos de azar para explicar cómo se forma cada ser viviente con una programación tan compleja que cuando se ha calculado matemáticamente; ¿qué probabilidad habría de que una molécula del genoma humano, todo lo que es el material genético del ser humano, se produzca por azar? No hay una probabilidad ni en un trillón de universos como este y cada átomo de todos esos universos estuviese haciendo un millón de operaciones por segundo para ver si sale por casualidad esa molécula. No hay posibilidad alguna de explicarlo. El azar no es ciencia, ni matemática, ni filosofía, y tampoco explica nada porque no es nada.
Y así, tenemos que preguntarnos; ¿esta evolución puede llevar al hombre? Desde el punto de vista biológico, sí. La diferencia entre el hombre y el chimpancé es un poco más del 1% en el material genético. ¿Entonces ya se explica que el hombre aparezca por pura evolución? No, porque la evolución solo puede producir o un nuevo órgano o una nueva forma de actuar fija: una araña no cambia el estilo de la tela con la moda, una abeja no calcula como ha de hacer el panal para que sea más bonito; hacen las cosas de una manera automática fija. El hombre, en cambio, tiene libertad, decide lo que quiere hacer, que quiere hacer, y lo hace responsable y libremente.
¿Es la inteligencia humana algo que se puede reducir a las 4 fuerzas de la materia? No, ni la fuerza gravitatoria puede escribir una poesía, ni la electromagnética, ni las fuerzas nucleares. Entonces hay que admitir que en el ser humano hay algo que no puede prevenir de la materia, no puede ser un efecto simplemente de la evolución material.
Toda la actividad del hombre; artística, ética, moral, el sentido de responsabilidad, libertad, todo esto exige una causa no material y entonces lo único que puede dar lugar a que exista una realidad no material es un Creador no material.
El Principio Antrópico
Han sido científicos, no filósofos ni teólogos, los que han propuesto lo que se llama “el principio antrópico”. Antropología es el estudio del hombre, Anthropos (ἄνθρωπος) del griego significa “el ser humano”. Bien, el principio antrópico nos dice que si se estudian las características del universo; sus fuerzas, sus estructuras, su evolución, se llega a la conclusión de que no puede cambiarse prácticamente nada sin que las leyes físicas dejen de existir.
Vamos a ver si explicamos esto porque puede parecer muy sorprendente cuando se dice así de golpe.
Primero, ¿qué tamaño tiene el universo? Podríamos decir en términos de masa cuanta materia hay en el universo. La cifra que los físicos manejan como correcta es que, en toneladas, tendríamos que escribir un 1 seguido de 50 ceros.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si el universo tuviera un 1 seguido de 51 ceros, o de 49? Se hacen los cálculos físicos, y se concluye que no podríamos existir. No se formarían estrellas, y por supuesto que no se formarían planetas como la Tierra y de ningún tipo, y no podría existir vida. De manera que la cantidad de materia en el universo es la cantidad exacta para que podamos existir.
Tenemos luego 4 fuerzas en la materia; la fuerza gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil. Existen desde que existe el universo y no dependen de la aprobación de nadie, son las leyes que gobiernan el cosmos, incluyendo a los seres humanos.
La electromagnética es la base de la química, y la química es la base de la biología.
La fuerza electromagnética entre 2 electrones hace que se repelan, porque tienen la misma carga eléctrica, se repelen; pero por fuerza gravitatoria se atraen. ¿Quién gana y porque es importante?
La electromagnética es 10 mil trillones de trillones de veces más potente que la gravitatoria; un 1 seguido de 40 ceros. ¿Qué ocurriría si fuesen 41 o 39 ceros? No podría existir vida. No se podrían formar las moléculas de la química, y no podrían existir los ingredientes para hacer un cuerpo viviente.
Dos protones son dos partículas pesadas que hay en el núcleo de un átomo. Por tener la misma carga eléctrica se repelen enormemente, pero por la fuerza nuclear fuerte, quedan unidos si están muy cerca. ¿Cuánto es la nuclear fuerte más fuerte que la electromagnética? 137 veces. Un número muy extraño, sería más estético 100 o 150 o 200. Se calcula que ocurriría si se cambia ese número; no podría existir vida, no se formarían los átomos de oxígeno, carbono, calcio y todos los átomos que hacen falta para un ser viviente.
¿Para qué sirve la nuclear débil? Convierte una partícula en otra. Y si no hubiese la nuclear débil, no se podrían formar más elementos que el hidrógeno. ¿Por qué se llama débil? Porque es mucho más débil que la nuclear fuerte, pero, aun así, si fuese un poco más débil no habría tampoco carbono, ni oxígeno, ni calcio; y si fuese un poco más fuerte, tampoco funcionaria.
La nuclear débil hace algo muy interesante: una estrella mucho mayor que el Sol, al final de su evolución, explota como una bomba nuclear gigante, y en esa explosión es donde se producen los metales pesados y se esparcen por el universo todos los materiales que pueden formar un planeta como la Tierra, y que pueden formar luego la vida. Si usted tiene un anillo de oro, es ceniza de una estrella que exploto probablemente millones de años antes de que se formase la Tierra. Si usted tiene un artefacto de hierro, ese hierro viene de una estrella mucho mayor que el Sol, que al final de su vida exploto e hizo que la Tierra tenga un enorme núcleo de hierro, que es la tercera parte de su masa.
¿Y esto es importante? Si, si no hubiese ese núcleo de hierro, no viviríamos aquí, porque ese núcleo de hierro actúa como un imán y nos protege de la radiación con un campo magnético. Y ni Venus, ni Mercurio, ni Marte tienen este núcleo de hierro comparado con la masa del planeta, y no tienen campo magnético, porque no gira Mercurio, y gira muy lentamente Venus, que, aunque tienen un núcleo de hierro, no está en condiciones de producir ese campo magnético.
¿Y la Tierra podría ser un planeta distinto? Pues no mucho. Se ha calculado que, si tuviese un 10% más masa, o menos, no estaríamos aquí. Así como suena, la Tierra no puede ser más masiva, ni menos masiva, porque no podríamos existir. Quizás existirían otros seres biológicos, increíblemente diferentes, pero definitivamente no podrían existir hombres en la Tierra. Y si se cambiase la distancia de la Tierra al Sol en un 10 x 100, tampoco estaríamos aquí. La Tierra está en una zona llamada “ricitos de oro” en donde ni es demasiado caliente ni es demasiado frío. Solo a esta temperatura se pueden dar las condiciones necesarias para que pueda existir vida como la conocemos según la química y la biología. Únicamente a esta distancia del Sol se pueden dar las condiciones para el largo proceso evolutivo y finalmente existan seres humanos en este planeta. La Tierra es casi un “huevo de gallina” que, si lo mueves de donde está, se muere todo lo que está en su interior.
De modo que hay muchísimas coincidencias que parecen solo explicables, diciendo que todo estaba previsto desde el primer instante para que pueda darse la vida inteligente en un planeta.
Y que pasa si existe vida en otros planetas, ¿también estaba previsto que existiera vida inteligente allí? O la creación se justifica porque haya vida en un planeta o no se justifica porque haya muchos.
Si estudiamos el cosmos, el hombre nos aparece como razón de ser del universo, pero eso no quiere decir que no pueda haber vida inteligente en otros planetas, porque la palabra hombre no significa “uno de nuestra raza” sino que quiere decir “un ser viviente racional”; un ser viviente que es capaz de pensar, hacer ciencia, escribir poesía, reflexionar, de tener un sentido de libertad y responsabilidad, de actuar libremente y de conocer su relación con el universo. Si el día de mañana llega una nave del espacio, aterriza en la tierra y de su interior salen seres desconocidos, también son hombres.
Hablando de como la Tierra es un planeta habitable, llegamos a la conclusión de que es increíblemente difícil que se den tantas “coincidencias” de nuevo como se dieron para que la Tierra sea un planeta habitable. Y voy a mencionar una coincidencia muy curiosa:
Hay 4 planetas cerca del Sol que tienen una composición parecida a la Tierra. Mercurio, Venus, la Tierra y Marte son planetas que llamamos “de tipo terrestre”, pero solo la Tierra tiene la Luna. Mercurio no tiene ningún satélite, Venus tampoco, y Marte tampoco en el sentido exacto, porque solo tiene dos peñascos del tamaño de 10 a 20 kilómetros que apenas cuentan como satélites, y que probablemente los capturo recientemente y con toda seguridad terminaran cayéndose sobre el planeta. Bien, en cambio, la Luna es un cuerpo de tamaño muy respetable, y tiene influencias sobre la Tierra.
¿Por qué la Tierra tiene este satélite? Cuando los primeros astronautas fueron a la Luna, se les instruyo que inmediatamente al llegar recogiesen una serie de rocas y que pasase lo que pasase, por lo menos esas rocas vendrían aquí y se podrían estudiar. Y la razón era que había tres posibilidades de explicar a la Luna, tres posibilidades que se ponían en términos de parentesco; ¿Es la luna hermana de la Tierra, hija de la Tierra, o esposa de la Tierra?
Si se desprendió como un peñasco de la Tierra primitiva, diríamos que es hija. Si se formó al mismo tiempo que la Tierra primitiva en la órbita en que está la Luna, diríamos que es hermana. Si se formó en otro lugar y luego por atracción mutua quedaron entrelazadas la Tierra y la Luna, diríamos que es esposa.
Cuando se analizaron las rocas dijeron ninguna de las tres soluciones vale. Las rocas de la Luna son demasiado distintas de las de la Tierra para ser hermana o hija, y son demasiado parecidas para ser esposa. Como no se encontró explicación a su origen, llegaron a darse chiste de que la Luna tenía que ser una ilusión óptica, que no podía existir de verdad.
¿Por qué tenemos a la Luna?
Parece que hubo una colisión hace unos 4 mil millones de años, talvez un poco menos, de un planeta mayor que Marte con la Tierra primitiva. Los dos cuerpos tenían ya un núcleo de hierro, y una capa de roca, y el choque no fue de centro a centro, sino que fue como de lado. Esto causo que las dos capas de roca se fundiesen en una, y volatilizadas saltasen al espacio, y de ellas se formó la luna. Y los dos núcleos de hierro se fundieron en uno, que es el enorme núcleo de hierro que tiene la Tierra.
La Luna se formó muy cerca de la Tierra, y en una órbita que duraba probablemente pocas horas; causaba unas mareas enormes en un mar de lava de roca fundida que había quedado como resultado del choque. Esto fue frenando el giro de la Tierra, y haciendo que la luna cada vez fuese cada vez más lejos; todavía ocurre hoy, todavía la marea en los océanos hace que la luna se vaya alejando de nosotros aproximadamente unos 3 centímetros al año y va frenando el giro de la Tierra. De modo que hace unos 400 millones de años, el día duraba solamente 21 horas, y había 400 días en el año.
Lo que si resulta ser importante es que el eje de la Tierra, el eje de giro, se mantiene con la misma inclinación mientras vamos alrededor del Sol; una inclinación de 23 grados y medio con respecto a la perpendicular de la órbita. Si no existiese la Luna, la Tierra cabecearía como un trompo, como una peonza, cuando está acabándosele el giro, entonces empieza a cabecear; y la Tierra cabecearía, desde estar perfectamente perpendicular a la órbita del eje, a estar más de 60 grados. Esto cambiaria el clima de una manera catastrófica, y no hubiera podido existir una evolución hasta el ser humano. En cambio, porque la Luna actúa como balancín, el eje se mantiene casi siempre idéntico; cambia apenas un grado y por este hecho tenemos las estaciones y tenemos un clima estable.
¿Qué probabilidades hay de que en otro sistema planetario se dé un choque con esas características en el momento adecuado? Probablemente ninguno.
Hace algunas décadas, los astrofísicos Carl Sagan y Shklovsky escribieron un libro con el título “vida inteligente en el universo” y calculaban que, en la vía láctea, nuestra ciudad cósmica, deberían existir por lo menos un millón de planetas con vida inteligente, mucho más desarrollada incluso que la nuestra.
Unos 10 años más tarde, en la Rusia Soviética hubo un congreso de astrofísica y hablo allí el científico ruso Shklovsky y dijo que habiendo considerado en más detalle todas las casualidades que fueron necesarias para que existamos en la Tierra, había llegado a la conclusión de que “la vida inteligente en la Tierra era literalmente un milagro”, y que “probablemente somos caso único en el universo”, y que “de no ser caso único da igual porque nunca vamos a enterarnos porque habrá tan pocos que nunca vamos a establecer contacto”.
Ese fue un cambio de opinión de una persona importante y respetable que antes pensaba que habría un millón de humanidades solo en la vía láctea, y termino asegurando que probablemente somos caso único en todo el universo. Estas palabras las pronuncio en la Rusia Soviética, que ya es mucho decir.
La idea más central de toda la astrofísica moderna es que vivimos en un universo evolutivo que comenzó hace casi 14 mil millones de años, y ha evolucionado hasta dar la vida, y finalmente la vida humana en un último momento de esa evolución, que va a continuar evolucionando en el futuro. Debido a todas las circunstancias que han llevado a nuestra aparición, muchos científicos piensan que somos caso único en todo el universo.
Cuando se habla de extraterrestres, una idea que se valora es que esos extraños objetos voladores no identificados que muchas personas reportan haber visto podrían ser los mismos seres humanos de la Tierra de un futuro muy lejano. Se han hecho cálculos sobre como luciríamos en el futuro y parece que los humanos del futuro tendrán cabezas enormes, ojos muy grandes, cuerpos delgados y dedos alargados. Según parece, el ambiente que hemos creado es el mismo que nos irá moldeando poco a poco. Esto sigue siendo especulativo.
¿Y la evolución del cosmos va a continuar y cómo?
La respuesta que da la ciencia, aplicando las leyes de la física, es una respuesta muy obvia. Cada estrella terminará agotando su combustible y apagándose. Y cada vez habrá menos material reciclable para hacer nuevas estrellas, y, por lo tanto, llegara el momento en el que ya no se harán nuevas estrellas, se apagara la última generación de astros, y el universo consistirá en una colección de cuerpos oscuros y fríos. No hay que entrar en pánico porque esto ocurra pasado mañana; quedan aproximadamente 10 billones de años antes de que se apaguen todas las estrellas. Pero bien, se apagarán.
¿Entonces que es el futuro del universo? Según la ciencia, es una evolución que termina con un enorme universo en que casi todo es vacío, y donde hay cuerpos oscuros y fríos continuando en sus órbitas durante otros billones de billones de años. Ya no habrá vida en ninguna parte, no podrá haber condiciones de habitabilidad en ningún lugar, porque si no hay luz de un sol no puede haber vida. Por lo tanto, el universo será una colección de cuerpos muertos, oscuros y fríos.
Ante este panorama tétrico, uno puede decir; ¿y entonces para que todo? ¿Y no hay posibilidad de un reciclaje? Pues la ciencia dice que no, pero si la hubiese, sería peor, porque como decía un científico hablando de este problema: “si nos parece absurdo un universo que comienza, produce tantas maravillas y luego lo destruye todo, más estúpido es repetir eso una vez tras otra”. Una tontería no deja de ser tontería por hacerla muchas veces.
Entonces, uno tiene que decir como dice un científico muy conocido en un libro muy apreciado sobre el origen del universo, el libro se llama Los Tres Primeros Minutos y está editado en español, el autor es el astrofísico Steven Weinberg, y la última frase del libro es; “cuanto más conocemos el universo más absurdo parece. Porque no se ve una respuesta satisfactoria a decir por qué ha de haber un universo que da tantas maravillas, y luego, todo para destruirlas. No hay respuesta lógica”.
Filosofía
Cuando hablamos sobre el final del cosmos, parece que en la ciencia no encontramos respuesta al destino de nuestra existencia. Es aquí, por tanto, donde tenemos que recurrir a algo que va más allá de la física; la metafísica, para dar una respuesta satisfactoria. Si no, el universo es absurdo.
¿Qué nos puede decir la metafísica? Nos puede decir que en el ser humano hay una actividad; pensar, escribir, hacer poesía, reflexionar, meditar, tener responsabilidad, actos libres, que no se puede explicar con las cuatro fuerzas de la materia. Por tanto, como la materia solo puede hacer lo que dan de sí esas 4 fuerzas, la actividad humana que va más allá tiene que deberse a una actividad no material, es lo que llamamos el espíritu humano. Pero si es una actividad no material, por lo menos parece posible que continúe existiendo, aunque deje de haber las condiciones adecuadas para la vida basada en la materia.
¿Cómo podría ser esa vida? Pues uno no puede dar muchos detalles, excepto decir; si algo no es materia, puede continuar existiendo, aunque la materia deje de ser adecuada para la vida.
Todavía la filosofía nos puede hacer pensar en otro punto importante. El ser humano ciertamente es materia y es espíritu, las dos cosas. No hay un ser humano si no hay ambas cosas. Por tanto, para que el ser humano perdure más allá de la destrucción de las estrellas y de todas las estructuras materiales, de alguna manera hace falta que perdure también el cuerpo. ¿Y cómo puede hacerlo? La filosofía no tiene respuesta. La espiritualidad tiene esta respuesta.
Según la espiritualidad, cada espíritu encarnado es creación y es parte de un espíritu superior, el Gran Espíritu Eterno le llamaron los místicos de los pueblos antiguos. El espíritu no es materia, es una entidad atemporal que pertenece a una dimensión superior, no material. Y es esta espiritualidad la que dice que esta creación ya ha cumplido su acometido, dando lugar a que nosotros existamos. Aunque se apaguen las estrellas, ya han hecho su papel, ya no importa, nosotros regresaremos a casa de todas formas.
En temas en que se trata del universo, de la vida, del hombre, tenemos que hablar desde un punto de vista múltiple. Hablamos desde el punto de vista de la astronomía, de la física, de la biología, y también desde los puntos de vista de la filosofía y la espiritualidad, porque todos estos modos de conocer son parciales.
Vemos la realidad desde un punto de vista o de otro, pero no podemos con una única metodología cubrir todos esos puntos de vista. Primeramente, porque la ciencia debe hablar de aquello que se puede experimentar, nada más. Y, en cambio, la filosofía no necesita de un laboratorio para hacer experimentos, y la espiritualidad tampoco. Pero si yo quiero explicar algo completamente, no me basta con lo que me dice un físico o un químico.
Supongamos, por ejemplo, que un arqueólogo abre una tumba y encuentra un artefacto extraño, no sabe que será, se lo entrega a un químico, y el químico le dice “pues es una aleación de cobre y estaño; tiene un 5% de estaño y un poco de antimonio, pero casi todo lo demás es cobre.”
Bueno, se lo da a un físico, y el físico le dice “pues tiene tantos gramos de masa, y tiene tanta dureza, y tiene tanta densidad, y mide tantos milímetros en su dimensión máxima”.
Bien, ¿pero qué quiere saber el arqueólogo?
Para qué sería, para que lo habrán hecho; mucho más importante que saber cuanto cobre y estaño, y cuanto antimonio tiene. Es decir, cuál sería la razón de hacer ese objeto con esa forma extraña, con esta composición.
¿Puede decir eso alguien usando un aparato de laboratorio? No. De modo que, lo más fundamental para entender un objeto que es saber para qué es, no me lo puede dar ni la física ni la química. Tengo que hacer una serie de raciocinios filosóficos para explicar que este objeto tiene una serie de propiedades, que solo son inteligibles si se usó para esto, o para esto, o para esto otro.
Bien, algo parecido debemos decir con respecto al universo; no me basta con que me digan cuantas toneladas de masa hay en el universo, ni cuantas fuerzas tiene, ni cuando comenzó y a que temperatura.
Las personas juzgan algunos fenómenos mentales, como la depresión y la capacidad de discernir la temperatura a través del tacto, como algo mucho más susceptibles de explicación científica que otros fenómenos, como sentir orgullo o experimentar el amor a primera vista.
¿Qué diferencia los fenómenos que se cree que caen dentro del alcance de la ciencia de aquellos que están más allá de ella (como el amor)?
¿Se puede encontrar una comprensión de la mente humana fuera de la ciencia, en la poesía y en la religión, en las artes y en la acción? ¿O es la mente fundamentalmente inefable?
Cualquiera que sea la respuesta, tendremos que usar nuestras mentes para averiguarlo.
Si yo quiero explicar algo completamente, no me basta con lo que me dice un físico o un químico.
No me basta con saber de qué está hecho el universo ni cuanto pesa. Yo quisiera saber si el universo tiene alguna finalidad conmigo, si tiene algún sentido o no. Y lo mismo de la vida humana. Y de las obras humanas es obvio que uno no se siente satisfecho analizando la composición de las páginas de un libro químicamente o físicamente: hay allí algo nuevo, hay información, hay belleza, no se explica por ninguna medida física.
Mientras se avanza por este camino, por último, uno llega a un momento en el que ni las preguntas filosóficas dan una razón suficiente de porque existe el ser humano en un universo que al final va a llegar a destruirse. Entonces necesitamos una respuesta espiritual.
Porque el valor de un libro para nosotros no se explica por la composición química de sus páginas ni por sus dimensiones físicas, de la misma forma que el amor de una madre no se explica por la cantidad de hierro en la sangre de su hijo.
Y todo esto, cuando se explica así, es obvio, todo resulta una obviedad, y, sin embargo, todavía hay mucha gente que piensa que esto es una especie de elección entre papá o mamá. No hay nada que elegir; ni le puede pedir a la filosofía que me enseñe ciencia, ni le puede pedir a la ciencia que me enseñe filosofía, son modos parciales de conocer.